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Registro de autoridad
Alberte, Bernardo
AR-BCN-ISAAR-BA · Persona · 1918-1976

Bernardo Alberte fue militar, teniente coronel del Ejército Argentino, Edecán de la Presidencia, delegado del General Juan Domingo Perón cuando éste estaba en el exilio y organizador del peronismo revolucionario.
Egresó con el grado de Subteniente en 1939, promoción 66 del Colegio Militar de la Nación.
A principios de octubre de 1945, siendo oficial de la Escuela de Infantería, fue arrestado en Campo de Mayo y acusado de insubordinación luego de salir en defensa de Juan Domingo Perón tras su destitución y encarcelación en 1945. Recuperó su libertad luego de la movilización del 17 de octubre de ese año.
En 1952 cursó la Escuela Superior de Guerra recibiendo la medalla de oro junto al grado de Mayor y fue Jefe de Instrucción del Liceo Militar Gral. Paz de Córdoba hasta 1953.
En agosto de 1954 fue designado edecán del presidente Perón. En el intento de golpe de estado del 16 de junio de 1955, encabezó la defensa militar durante los bombardeos de la aviación naval a Plaza de Mayo y Casa de Gobierno. Consumado el derrocamiento del gobierno constitucional en septiembre del mismo año, se mantuvo entre las tropas leales al presidente depuesto, por lo que fue perseguido, pasado a retiro y encarcelado por el Servicio de Inteligencia del Ejército en reiteradas ocasiones. Durante su última encarcelación fue enviado al penal de Ushuaia junto a otros dirigentes peronistas como John W. Cooke y Héctor J. Cámpora.
En julio de 1956 fue liberado en Buenos Aires y volvió a recibir un pedido de detención al que no respondió siendo declarado en rebeldía. En el mes de octubre se asiló en la embajada de Brasil, partiendo luego al exilio hacia ese país, donde trabajó primero como vendedor ambulante y luego en el diario ''O Trabalhista'' del partido de Leonel Brizola. Regresó a la Argentina en 1958 tras la sanción de la ley de amnistía que dictó el gobierno de Arturo Frondizi y abrió una tintorería en Buenos Aires.
Al inicio de la nueva década comenzó, junto a Jorge Morganti, Julio Troxler y Rubén Sosa, a reorganizar el Movimiento Peronista según las directivas de Perón de contrarrestar la creciente influencia del líder metalúrgico Augusto Vandor. En ese contexto, en el año 1965, el líder justicialista envió a su esposa, María Estela Martínez de Perón (Isabel), a la Argentina, ocasión en la que Bernardo Alberte debió refugiarla en su casa por unos días.
En marzo de 1967 fue designado por Perón como su delegado personal y Secretario General del Movimiento Peronista. Durante sus meses de trabajo en estos cargos logró activar la lucha contra la dictadura de Juan Carlos Onganía y confrontó a las vertientes "participacionistas" de la rama sindical del movimiento, lo cual le valió la creciente confianza de sectores más radicalizados del movimiento, como la Juventud y el gremialismo combativo. También estrechó vínculos con el cristianismo progresista y revolucionario. Impulsó ante Perón la postulación de Raimundo Ongaro como secretario general de la CGT, organismo tuvo su congreso normalizador a fines de marzo de 1968. Dos días antes de la realización del mismo, Alberte presentó su renuncia como secretario general del Movimiento Peronista, luego de que Perón lo desautorizara por difundir un comunicado que lo comprometía ante las autoridades españolas.
Alberte promovió desde entonces junto a Gustavo Rearte de la Juventud Peronista, con el apoyo de Cooke y Jorge Di Pasquale del sindicalismo combativo, la organización del Peronismo Revolucionario. A la cabeza de ese proyecto, dirigió y financió el periódico "Con Todo" (1968-1969) con la colaboración de Rearte, García Elorrio y Alicia Eguren, entre otros. También colaboró en otros medios gráficos tales como "Che Compañero" (1968), "Crisol Peronista" (1968) y el Diario de COFADE (Comisión de Familiares de Detenidos, 1971/1972). En septiembre de 1968, Alberte salió en defensa de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), al ser detenidos en el monte tucumano.
Durante el congreso del peronismo en Pajas Blancas, Córdoba, en enero de 1969, se pronunció en representación de la tendencia por la toma revolucionaria del poder con el objetivo de crear un “Estado Socialista-Peronista” en beneficio de la clase trabajadora y otros sectores antiimperialistas, promoviendo la solidaridad con las luchas de liberación nacional de América Latina.
Su activismo le deparó varias veces la detención en dependencias policiales. A pesar de estas situaciones, mantuvo su accionar denunciando públicamente a las “organizaciones fantasmas” que perseguían militantes. En marzo de 1972 adhirió públicamente a la “alternativa independiente de los trabajadores peronistas” lanzada por las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).
Tras el triunfo del peronismo el 11 de marzo de 1973, recuperó su grado de militar y obtuvo el ascenso al de Teniente Coronel (RE) en uno de los primeros decretos del Presidente Cámpora, reincorporación que rechazara años atrás al ser propiciada por Onganía. Declinó el ofrecimiento de dirigir YPF en el nuevo gobierno y por un breve período ocupó el cargo de Director de Defensa Civil de la Provincia de Buenos Aires, gobernada por Oscar Bidegain.
La crisis interna del peronismo que estalló tras los sucesos de Ezeiza del 20 de junio de 1973, seguida de la renuncia de Héctor Cámpora a la presidencia, lo encontró entre sectores dentro de la Tendencia. Ante la asunción de Juan Domingo Perón por tercera vez como Presidente de la Argentina (1973-1974), Alberte llama a apuntalar su gobierno.
Por su posicionamiento interno, Alberte comenzó a estar en la mira del Ministro de Bienestar Social y quien sería el Jefe de la organización paramilitar "Triple A", José López Rega, lo cual se aceleró tras la muerte de Perón. Luego de la renuncia de López Rega tras la movilización de la Confederación General del Trabajo contra el plan del Ministro de Economía (Celestino Rodrigo) del gobierno de Isabel Perón (1974-1976), a mediados de 1975 Alberte lanzó la Corriente Peronista 26 de Julio junto a los dirigentes Mabel Di Leo, Rubén Dri y Susana Valle, entre otros, con la idea de mediar entre las organizaciones guerrilleras y la presidenta, advirtiendo la existencia de un golpe militar en ciernes.
El 20 de marzo de 1976, días antes del golpe militar, logró eludir un intento de secuestro por parte de un grupo paramilitar. A propósito de esos sucesos, escribe una carta al Gral. Jorge R. Videla fechada el 23 de marzo, denunciando la responsabilidad de las Fuerzas Armadas en la represión ilegal.
El mismo día del golpe de estado, el 24 de marzo de 1976 por la madrugada Alberte es asesinado por efectivos uniformados del Ejército y la Policía Federal, quienes irrumpieron en su domicilio, un departamento ubicado en el sexto piso en el barrio de la Recoleta en Buenos Aires, y lo arrojaron con vida al vacío desde una ventana.
Bernardo Alberte es considerado la primera víctima del terrorismo de estado implantado por la última dictadura cívico militar en Argentina.

Vicente, Pablo
AR-BCN-ISAAR-PV · Persona · 1916-1985

Nació en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, el 16 de diciembre de 1916.
El 6 de marzo de 1935 ingresó al Colegio Militar de la Nación de donde egresó como subteniente de Infantería el 28 de enero de 1939, parte de la promoción 65. Luego de pasar por diferentes destinos y desempeñarse como profesor en el Colegio Militar de El Palomar, en 1950 inició en la Escuela Superior de Guerra el curso para Oficial de Estado Mayor, título con el que egresó a fines de 1952 y por el que fue ascendido al grado de Mayor. Por entonces, pasó a revistar en la subsecretaría de Ejército, en comisión, en la Presidencia de la Nación. Allí comenzó su vínculo con Perón para luego convertirse en su colaborador. Esa relación se estrechó cuando, como Jefe del Primer Batallón del Regimiento Motorizado Buenos Aires (puesto que ocupó desde el 5 de noviembre de 1953), cuerpo encargado de la seguridad presidencial, tuvo una participación destacada y decisiva en el sofocamiento del levantamiento del 16 de junio de 1955, al desarmar y rendir a las fuerzas sediciosas emplazadas en el Ministerio de Marina.
Meses más tarde, producido el golpe de estado del 16 de septiembre de 1955 que derrocó a Perón, Vicente fue detenido junto con otros oficiales que habían permanecido leales al gobierno constitucional y sometido a un régimen de prisión vejatoria que le fue impuesta durante varios meses. Fue pasado a disponibilidad el 13 de octubre de 1955; a retiro efectivo obligatorio, el 17 de febrero de 1956; y, finalmente, dado de baja del Ejército.
Por entonces, ya estaba comprometido con la organización del levantamiento militar en contra de la autodenominada “revolución libertadora” como integrante del estado mayor del Movimiento de Recuperación Nacional que, en junio de 1956, fuera encabezado por los generales Juan José Valle y Raúl Tanco. Su misión en aquel intento fue tomar la Escuela de Mecánica del Ejército ubicada en Pichincha y Garay de Capital Federal. Fracasado el movimiento revolucionario, solo pudo optar por la fuga. Para salvarse del fusilamiento y salvar la vida de su familia, inició un prolongado exilio. La primera etapa transcurrió en Paraguay y luego en San Pablo y Río de Janeiro, Brasil, para desembarcar finalmente en Caracas, Venezuela, donde se transformó en uno de los colaboradores inmediatos de Perón, quien ya se encontraba en ese país.
A fines de 1957, Perón encomendó al Mayor Vicente la inspección de los comandos peronistas en el exterior y, con motivo de esa tarea, viajó por varios países sudamericanos y tuvo la oportunidad de entrevistarse con los presidentes Joao Goulart de Brasil y Alfredo Stroessner de Paraguay.
A mediados de 1958, entró clandestinamente a Argentina para sumarse a la Resistencia Peronista, constituyéndose en un enlace entre Perón y militantes de la Resistencia, ante quienes dio testimonio de la autenticidad del Pacto Perón-Frondizi, como testigo del mismo. Paradójicamente, en febrero de 1959, durante el gobierno de Arturo Frondizi, fue capturado en su domicilio particular, en el contexto del plan represivo CONINTES y alojado en la prisión militar de Magdalena, provincia de Buenos Aires, donde nuevamente padeció maltratos y torturas.
Luego de recuperar la libertad, debió exiliarse nuevamente a fines de 1959, ahora en Montevideo, Uruguay, donde atravesó etapas de severas dificultades económicas. Después de desarrollar diversas actividades para sobrevivir, consiguió dedicarse a los negocios de importación y exportación, no demasiado redituables, con su propia empresa Guilboa S.A. Pronto, su oficina comercial fue transformándose en un búnker político.
Retomado el vínculo con Perón mantuvo una nutrida correspondencia y se convirtió en el virtual delegado del jefe justicialista que hacia 1960 se había radicado en Madrid, España. En esta nueva etapa, profundizó sus relaciones con líderes de los sectores políticos populares y latinoamericanistas. Desde Montevideo articuló la Comisión Argentina Pro Retorno del General Perón, base de operaciones políticas de dirigentes y militantes peronistas de la Argentina. El fracaso del Operativo Retorno de Perón, en diciembre de 1964, fue un duro golpe para sus expectativas militantes y de vida, no obstante, por su relación asidua con el jefe justicialista, y las profusas luchas internas entre los dirigentes peronistas de la Argentina, Vicente se fue constituyendo en sólida referencia política.
En 1965 Perón le dio su respaldo para realizar gestiones ante el gobierno del radical Arturo Illia “para la recuperación del país” mediante un acuerdo formal que, finalmente no llegó a concretarse. Producido el golpe militar de 1966, Vicente estableció vínculos con dirigentes del radicalismo y de otros partidos políticos e incluso con sectores militares contradictorios ante la dictadura del general Onganía.
Entre 1967 y 1970 fue, desde Montevideo, el editor e impulsor del periódico partidario Única Solución que pasó por varias etapas y distintos formatos, y del que se publicaron 20 números. Este periódico se editó como Órgano de la Comisión Argentina Pro Retorno del General Perón y en sus páginas, a partir de septiembre de 1967, se publicaron extensos artículos del General firmados con el seudónimo de Descartes.
En 1967 Vicente tuvo un rol protagónico en la publicación de la obra de Perón “Latinoamérica: Ahora o nunca”. Editada originalmente en Montevideo, fue quien decidió publicarla, quien escribió su prólogo y quien se ocupó del proceso editorial. Por cierto descontrol en la cantidad de ejemplares impresos y, supuestamente, por la existencia de ediciones clandestinas, Perón decidió avanzar en otra dirección: reescribir los contenidos de Latinoamérica: Ahora o nunca, ampliarlos y editarlos bajo otro título: La hora de los pueblos. Vicente también participó de este proyecto e, inicialmente, fue el encargado de buscar un editor que garantizara la debida rentabilidad. Sin embargo, el propósito se fue complicando con la aparición de otros interesados en la edición y, al tomar Perón una decisión imprevista, Vicente quedó desairado y el vínculo comenzó a debilitarse.
Finalmente, cuando Perón designó a Jorge Paladino como su delegado personal, a fines de 1968, Vicente se opuso fuertemente por las condiciones negativas de dicho dirigente y la relación con el líder justicialista se deterioró aun más. En este contexto, Vicente fue víctima de intrigas gestadas en el entorno íntimo de Puerta de Hierro, que lo distanciaron casi por completo del General.
Al regresar Perón definitivamente a la Argentina, aun cuando se interesara varias veces por él, el Mayor Vicente no logró sortear el cerco férreo y discrecional que López Rega había levantado en torno a su jefe. En 1974, ya retirado y 19 años más tarde de lo que le hubiera correspondido, el Mayor Vicente fue ascendido en el Ejército a Teniente Coronel.
A pesar de todo, Pablo Vicente se mantuvo fiel a sus principios y leal a Perón hasta el final de vida.
Falleció en el Hospital Militar Central, el 24 de abril de 1985, a los 68 años de edad.