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Registro de autoridad
Morea, Luis Miguel
AR-BCN-ISAAR-LMM · Persona · 1921/04/23 – 2003/11/08

Nació en Buenos Aires el 23 de abril de 1921. Arquitecto y urbanista, especialista en el campo de la vivienda de interés social, planeamiento urbano y ordenamiento ambiental
Graduado en 1945 en la Universidad de Buenos Aires (UBA), rápidamente comenzó con su actividad profesional a lo largo de la cual desarrolló numerosos e importantes proyectos y obras y fue protagonista del impulso de la arquitectura moderna en Argentina. En 1946 se incorporó al reconocido estudio de Paul Pater y Alberto Morea, su tío. Luego, desde 1949 y hasta 1975, se desempeñó como socio de éste último. Posteriormente, constituyó en 1976 un nuevo estudio asociado con los arquitectos: Guillermo Mérega; Roberto Mérega; Cecilia Ursini y Enrique Monaldi, con quienes también llevó adelante una amplia tarea proyectual, tanto en el campo de la arquitectura como en el de la planificación y el diseño urbanos. En su carrera profesional Morea diseñó y dirigió destacadas obras que obtuvieron premios y reconocimiento en el ámbito arquitectónico.
Asimismo, como urbanista, Morea se dedicó especialmente a realizar estudios sobre el problema de la vivienda de interés social, el desarrollo urbano, hábitat, medio ambiente y planificación urbana y territorial, lo cual aplicó en su carácter de consultor y/o asesor tanto en el ámbito privado como en el público. Estos trabajos también fueron objeto de ponencias en gran cantidad de conferencias, congresos y jornadas, realizadas en la Argentina y el exterior, así como de numerosas publicaciones y artículos. Entre 1963 y 1966, fue fundador y miembro Director de ATICA: Asesoramiento Técnico Integral Consultores Asociados.
Por otra parte, desarrolló una importante actividad académica. Por ejemplo, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) fue miembro de la Junta Consultiva como representante de graduados (1956-1957); miembro del Departamento de Urbanismo; miembro del Consejo Directivo (1964-1966); investigador del Centro de Investigaciones de la Vivienda (1966) y fundador del Instituto de la Vivienda de dicha facultad. La intervención militar, tras el golpe de estado de 1966, lo alejó de la vida académica en esta institución. Asimismo, se desempeñó como docente en otras universidades del país; fue miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes (designado en 1987) y miembro de la Comisión Asesora de Geografía, Hábitat y Vivienda del CONICET.
En cuanto a la política profesional, Luis Miguel Morea cumplió una prolífica actividad en distintas organizaciones: integró la Sociedad Central de Arquitectos (SCA), de la que llegó a ser vicepresidente en distintos períodos; fue miembro fundador de la Sociedad Argentina de Planificación (SAP) y miembro activo del Consejo Profesional de Arquitectura. También fue fundador y miembro de la Fundación Argentina para el Desarrollo Económico y Social (FAPES); asesor de la Federación de Cooperativas de Vivienda, Crédito y Consumo de Buenos Aires; miembro de la Sociedad Argentina de Paisajistas y de la Asociación Amigos de la Ciudad (Buenos Aires) y socio activo de la entidad deportiva Tenis Club Argentino de la Ciudad de Buenos Aires dónde además estuvo a cargo de obras de ampliación y refacción de dicha institución.
Estuvo vinculado especialmente a distintos ámbitos de la Iglesia Católica, como por ejemplo el Grupo de Profesionales Católicos dónde también realizó aportes desde su formación y llevó cabo obras en diferentes edificios religiosos, además de participar de distintas actividades.
Morea también tuvo una larga y destacada participación y militancia política a partir de su adscripción a los planteles técnicos del Partido Demócrata Cristiano, y, posteriormente, del justicialismo. En este contexto, su experiencia lo llevó a cumplir, en distintos momentos, diferentes funciones públicas. Así, entre 1973 y 1975, Luis Miguel Morea fue asesor de políticas de hábitat del Ministerio de Economía y asesor de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente de la Nación. Posteriormente, en 1975 se incorporó como coordinador del equipo del Sistema Metropolitano Bonaerense (SIMEB), en el marco del Programa de Concentración del Hábitat y Ordenamiento Territorial (CONHABIT) a cargo de la Secretaría de Estado de Transporte y Obras Públicas del Ministerio de Economía, el Ministerio de Obras Públicas y de la Organización de Naciones Unidas a través del Programa PNUD en la Argentina. Hacia 1990 y 1991 trabajó como asesor del Ministerio de Salud y Acción de la Nación. También se desempeñó como asesor en temas de desarrollo urbano en la Provincia de Santa Fe, Salta, Santiago del Estero y la Ciudad de Buenos Aires. A su vez, formalizó diferentes presentaciones tanto al Poder Ejecutivo como al Congreso Nacional para la instauración de una política nacional de planificación física y vivienda.
Su vida profesional y pública estuvo marcada por un fuerte compromiso y amplia participación, pero se vio afectada en sus últimos años por problemas de salud.
Luis Miguel Morea falleció en Buenos Aires el 11 de noviembre de 2003.

Di Leo, Mabel Clelia
AR-BCN-ISAAR-MCDL · Persona · 1939/05/15 -

Mabel Di Leo es una destacada militante peronista y politóloga. Fue Delegada Nacional de la Rama Femenina del Movimiento en 1966, designada por Juan Domingo Perón, y fundadora de la Juventud Peronista de Vicente López durante la década del 60.

Nació el 15 de mayo de 1939. Desde muy joven participó activamente y protagonizó el devenir de la política Argentina. El 9 de junio de 1956 participó junto a su padre del levantamiento de Gral. Juan José Valle, contra la dictadura militar que había derrocado al presidente Perón el año anterior.
Si bien con los años pasaría a integrar niveles de dirigencia, en los primeros tiempos posteriores al golpe de estado de 1955, su militancia se desarrolló en su barrio con otros jóvenes como Miguel y Jorge Lizaso, hermanos menores de Carlos quien fuera fusilado tras el levantamiento de junio de 1956. Con ellos fundó la Juventud Peronista de Vicente López. Ese núcleo estuvo vinculado con los grupos de la denominada resistencia peronista y desde el cual participó del Congreso de la Juventud Peronista de 1957. Ese mismo año se incorporó a la militancia en la Rama Femenina del Movimiento, en el marco de las elecciones convocadas para 1958.

En aquel tiempo su casa también fue refugio de los hermanos Julio y Bernardo Troxler, militantes peronistas que habían regresado clandestinamente del exilio, al que habían partido luego del fracaso del levantamiento del Gral. Valle en 1956. A fines de 1959 se hizo cargo de la Unidad Básica de Munro, Provincia de Buenos Aires. Posteriormente, llegó a ocupar el cargo de vicepresidenta del Partido Justicialista en Vicente López.

En 1965, y en el marco del enfrentamiento entre Perón y el sindicalista Augusto Timoteo Vandor, la esposa del líder justicialista, Isabel Péron, viaja a la Argentina. En dicha oportunidad, Di Leo le presentó un plan de su autoría para organizar la Rama Femenina en el país. Así, el 28 de junio de 1966 fue nombrada por el General Perón como Delegada Nacional de la Rama Femenina y parte de una nueva conducción en el Comando Táctico integrado por un cuerpo de cinco miembros de los cuales Di Leo fue la única mujer.

En febrero de 1967 organizó el Primer Congreso Nacional de la Rama Femenina. En ese tiempo, Di Leo entabló relación con el Mayor Bernardo Alberte, quien fuera delegado personal de Perón en Argentina y Secretario General del Movimiento Peronista entre 1967 y 1968, convirtiéndose en una de sus principales colaboradoras. El impulso de ambos dirigentes a los sectores más radicalizados del sindicalismo peronista, que se expresó en el apoyo a Amado Olmos y, luego de su fallecimiento, a Raimundo Ongaro para ocupar la conducción de la CGT, resultó decisivo para el surgimiento de la CGT de los Argentinos en 1968.

Más tarde fue fundadora de la tendencia revolucionaria del peronismo, participando de la redacción, junto a Bernardo Alberte y Alicia Eguren, del documento resultante del congreso del peronismo revolucionario, efectuado el 9 de enero de 1969, en la provincia de Córdoba: ''Táctica y estrategia para la toma revolucionaria del poder''. Este espacio, donde se nuclearon las principales organizaciones y redes del peronismo revolucionario, publicó el periódico Con Todo, apoyó la revista ''Cristianismo y Revolución'' de Juan García Elorrio, organizó dos congresos (agosto de 1968 y enero de 1969) y se disolvió luego del Cordobazo, ante la persecución de sus principales dirigentes por parte del gobierno de Onganía.

A mediados de 1975, fundó la Corriente Peronista 26 de julio, junto a Alberte, Rubén Dri y Susana Valle, entre otros dirigentes.

En 1982 fundó junto a militantes radicales y feministas la mesa de mujeres políticas que realizó el primer acto el 8 de Marzo de 1984, en la Plaza de los Dos Congresos, por el Día de la Mujer, al que concurrieron para su cierre las Madres de Plaza de Mayo, especialmente invitadas por Di Leo.

En el lapso de mayo a junio de 1986 fue invitada por el Gobierno Cubano al Congreso Internacional para denunciar la Deuda Externa Continental.

Desde 1987 hasta 1990 cursó la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires y recibió su diploma en 1991.

Entre 1990 y 1995, Mabel Di Leo participó de la reorganización del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), organismo que reemplazó al antiguo Centro Único Coordinador de Ablación e Implante (CUCAI) a partir de la sanción de la Ley Nº23.885.

Durante los años de la presidencia de Carlos Menem, manifestó públicamente su desacuerdo con las políticas del gobierno.

Actualmente sigue militando y desempeña tareas docentes.

Vicente, Pablo
AR-BCN-ISAAR-PV · Persona · 1916-1985

Nació en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, el 16 de diciembre de 1916.
El 6 de marzo de 1935 ingresó al Colegio Militar de la Nación de donde egresó como subteniente de Infantería el 28 de enero de 1939, parte de la promoción 65. Luego de pasar por diferentes destinos y desempeñarse como profesor en el Colegio Militar de El Palomar, en 1950 inició en la Escuela Superior de Guerra el curso para Oficial de Estado Mayor, título con el que egresó a fines de 1952 y por el que fue ascendido al grado de Mayor. Por entonces, pasó a revistar en la subsecretaría de Ejército, en comisión, en la Presidencia de la Nación. Allí comenzó su vínculo con Perón para luego convertirse en su colaborador. Esa relación se estrechó cuando, como Jefe del Primer Batallón del Regimiento Motorizado Buenos Aires (puesto que ocupó desde el 5 de noviembre de 1953), cuerpo encargado de la seguridad presidencial, tuvo una participación destacada y decisiva en el sofocamiento del levantamiento del 16 de junio de 1955, al desarmar y rendir a las fuerzas sediciosas emplazadas en el Ministerio de Marina.
Meses más tarde, producido el golpe de estado del 16 de septiembre de 1955 que derrocó a Perón, Vicente fue detenido junto con otros oficiales que habían permanecido leales al gobierno constitucional y sometido a un régimen de prisión vejatoria que le fue impuesta durante varios meses. Fue pasado a disponibilidad el 13 de octubre de 1955; a retiro efectivo obligatorio, el 17 de febrero de 1956; y, finalmente, dado de baja del Ejército.
Por entonces, ya estaba comprometido con la organización del levantamiento militar en contra de la autodenominada “revolución libertadora” como integrante del estado mayor del Movimiento de Recuperación Nacional que, en junio de 1956, fuera encabezado por los generales Juan José Valle y Raúl Tanco. Su misión en aquel intento fue tomar la Escuela de Mecánica del Ejército ubicada en Pichincha y Garay de Capital Federal. Fracasado el movimiento revolucionario, solo pudo optar por la fuga. Para salvarse del fusilamiento y salvar la vida de su familia, inició un prolongado exilio. La primera etapa transcurrió en Paraguay y luego en San Pablo y Río de Janeiro, Brasil, para desembarcar finalmente en Caracas, Venezuela, donde se transformó en uno de los colaboradores inmediatos de Perón, quien ya se encontraba en ese país.
A fines de 1957, Perón encomendó al Mayor Vicente la inspección de los comandos peronistas en el exterior y, con motivo de esa tarea, viajó por varios países sudamericanos y tuvo la oportunidad de entrevistarse con los presidentes Joao Goulart de Brasil y Alfredo Stroessner de Paraguay.
A mediados de 1958, entró clandestinamente a Argentina para sumarse a la Resistencia Peronista, constituyéndose en un enlace entre Perón y militantes de la Resistencia, ante quienes dio testimonio de la autenticidad del Pacto Perón-Frondizi, como testigo del mismo. Paradójicamente, en febrero de 1959, durante el gobierno de Arturo Frondizi, fue capturado en su domicilio particular, en el contexto del plan represivo CONINTES y alojado en la prisión militar de Magdalena, provincia de Buenos Aires, donde nuevamente padeció maltratos y torturas.
Luego de recuperar la libertad, debió exiliarse nuevamente a fines de 1959, ahora en Montevideo, Uruguay, donde atravesó etapas de severas dificultades económicas. Después de desarrollar diversas actividades para sobrevivir, consiguió dedicarse a los negocios de importación y exportación, no demasiado redituables, con su propia empresa Guilboa S.A. Pronto, su oficina comercial fue transformándose en un búnker político.
Retomado el vínculo con Perón mantuvo una nutrida correspondencia y se convirtió en el virtual delegado del jefe justicialista que hacia 1960 se había radicado en Madrid, España. En esta nueva etapa, profundizó sus relaciones con líderes de los sectores políticos populares y latinoamericanistas. Desde Montevideo articuló la Comisión Argentina Pro Retorno del General Perón, base de operaciones políticas de dirigentes y militantes peronistas de la Argentina. El fracaso del Operativo Retorno de Perón, en diciembre de 1964, fue un duro golpe para sus expectativas militantes y de vida, no obstante, por su relación asidua con el jefe justicialista, y las profusas luchas internas entre los dirigentes peronistas de la Argentina, Vicente se fue constituyendo en sólida referencia política.
En 1965 Perón le dio su respaldo para realizar gestiones ante el gobierno del radical Arturo Illia “para la recuperación del país” mediante un acuerdo formal que, finalmente no llegó a concretarse. Producido el golpe militar de 1966, Vicente estableció vínculos con dirigentes del radicalismo y de otros partidos políticos e incluso con sectores militares contradictorios ante la dictadura del general Onganía.
Entre 1967 y 1970 fue, desde Montevideo, el editor e impulsor del periódico partidario Única Solución que pasó por varias etapas y distintos formatos, y del que se publicaron 20 números. Este periódico se editó como Órgano de la Comisión Argentina Pro Retorno del General Perón y en sus páginas, a partir de septiembre de 1967, se publicaron extensos artículos del General firmados con el seudónimo de Descartes.
En 1967 Vicente tuvo un rol protagónico en la publicación de la obra de Perón “Latinoamérica: Ahora o nunca”. Editada originalmente en Montevideo, fue quien decidió publicarla, quien escribió su prólogo y quien se ocupó del proceso editorial. Por cierto descontrol en la cantidad de ejemplares impresos y, supuestamente, por la existencia de ediciones clandestinas, Perón decidió avanzar en otra dirección: reescribir los contenidos de Latinoamérica: Ahora o nunca, ampliarlos y editarlos bajo otro título: La hora de los pueblos. Vicente también participó de este proyecto e, inicialmente, fue el encargado de buscar un editor que garantizara la debida rentabilidad. Sin embargo, el propósito se fue complicando con la aparición de otros interesados en la edición y, al tomar Perón una decisión imprevista, Vicente quedó desairado y el vínculo comenzó a debilitarse.
Finalmente, cuando Perón designó a Jorge Paladino como su delegado personal, a fines de 1968, Vicente se opuso fuertemente por las condiciones negativas de dicho dirigente y la relación con el líder justicialista se deterioró aun más. En este contexto, Vicente fue víctima de intrigas gestadas en el entorno íntimo de Puerta de Hierro, que lo distanciaron casi por completo del General.
Al regresar Perón definitivamente a la Argentina, aun cuando se interesara varias veces por él, el Mayor Vicente no logró sortear el cerco férreo y discrecional que López Rega había levantado en torno a su jefe. En 1974, ya retirado y 19 años más tarde de lo que le hubiera correspondido, el Mayor Vicente fue ascendido en el Ejército a Teniente Coronel.
A pesar de todo, Pablo Vicente se mantuvo fiel a sus principios y leal a Perón hasta el final de vida.
Falleció en el Hospital Militar Central, el 24 de abril de 1985, a los 68 años de edad.

González Capdevila, Raúl
AR-BCN-ISAAR-RGC · Persona · 1915-2005

Arquitecto, docente e investigador, dictó cursos tanto en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires como en la Facultad de Ciencias Físicomatemáticas de la Universidad de la Plata y en la Universidad Nacional del Nordeste, entre otras.

Nació el 16 de agosto de 1915 en Santiago de Compostela (España).

Estudió arquitectura en la Universidad de Buenos Aires (UBA), institución en la que comenzó su carrera docente a los 33 años como adscripto en la Cátedra de Historia del Arte del Profesor Titular Arquitecto Carlos E. Becker. Se dedicó al trabajo académico durante gran parte de su vida.

Entre el 1 de octubre de 1952 al 30 de junio de 1953 se radicó en Inglaterra gracias a una beca otorgada por el Consejo Británico para estudiar Historia de la Arquitectura en el Courtauld Institute of Art y en el Birbeck College de la Universidad de Londres. Entre julio y octubre de 1953 complementa sus estudios sobre Arquitectura Medieval en Francia y España.

En el año 1955 publicó “Amancio Williams”, editado por el Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas.

En 1969 recopila y selecciona los artículos de “Enfoques crítico-históricos”, cuadernos editados por la editorial Nueva Visión.

En noviembre de 1971 fue invitado por el Gobierno de la República Federal de Alemania para visitar las universidades Bochum, Bielefeld, Bonn, Colonia, Heidelberg y Konstanz.

En el año 1977 fue nombrado presidente del Instituto Interuniversitario de Especialización de Historia de la Arquitectura (IIDEHA). El mismo se creó por iniciativa del Departamento de Historia de la Arquitectura de la Universidad Nacional de Tucumán en 1959.

González Capdevila falleció el 3 de diciembre de 2005 en Buenos Aires.

AR-BCN-ISAAR-SAL · Entidad colectiva · 1985 -

El Seminario de Arquitectura Latinoamericana (SAL) se fundó como un espacio de reflexión y diálogo entre los arquitectos y urbanistas que estaban en la práctica profesional y en contacto con los problemas de la misma.

Surgió de manera espontánea en ocasión de la Bienal de Arquitectura realizada en Buenos Aires en 1985. En aquella oportunidad, coordinado por la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) de Argentina y la Revista SUMMA, el objetivo fue establecer un ámbito de diálogo entre profesionales, teóricos, historiadores y críticos de arquitectura que favoreciera un intercambio centrado en la arquitectura latinoamericana contemporánea y sus diversos desafíos locales, y se pudiera sostener en el tiempo.

Desde sus inicios hasta la fecha los Seminarios de Arquitectura Latinoamericana han tenido lugar en las siguientes ciudades y años:

  • SAL I Buenos Aires, Argentina (1985)
  • SAL II Buenos Aires, Argentina (1986)
  • SAL III Manizales, Colombia (1987)
  • SAL IV Tlaxcala, México (1989)
  • SAL V Santiago, Chile (1991)
  • SAL VI Caracas, Venezuela (1993)
  • SAL VII San Pablo, Brasil (1995)
  • SAL VIII Lima, Perú (1999)
  • SAL IX San Juan, Puerto Rico (2001)
  • SAL X Montevideo, República Oriental del Uruguay (2003)
  • SAL XI Oaxtepec, México (2005)
  • SAL XII Concepción y Castro, Chile (2007)
  • SAL XIII Ciudad de Panamá, Panamá (2009)
  • SAL XIV Campinas, Brasil (2011)
  • SAL X V Bogotá, Colombia (2013)
  • SAL XVI Santo Domingo, República Dominicana (2015)
  • SAL XVII Quito, Ecuador (2018)
  • SAL XVIII Chiloé, Chile (2024)

A lo largo de sus ediciones, la organización del Seminario de Arquitectura Latinoamericana mantuvo su carácter autogestionario y consiguió apoyo de diferentes entidades locales, tanto profesionales como universitarias, para llevar cabo distintas acciones entre las que se destacan: el fomento de la investigación y la difusión de la arquitectura latinoamericana y el apoyo a la producción de publicaciones.

Gutierrez, Juan María
JMG · Persona · 06/05/1809 a 26/02/1878

Juan María Gutiérrez nació el 6 de mayo de 1809. Del padre, español con ideas liberales, heredó su oposición a la tradición colonialista. De su madre, el ideal de libertad.

Cursó estudios de ingeniería –según consejo de su padre, en esa carrera no había conflictos para la moral ni para la honra– y a los 25 años se recibió de doctor en derecho civil para luego dedicarse a su vocación literaria que no resultó excluyente de la actividad política. Su amigo Juan Bautista Alberdi dijo de él:

No había nacido para político pero le tocó serlo y ejerció tanto influjo en la política como en las letras de su país.

A sus primeras colaboraciones (1833) en el periódico El Amigo del País le siguieron otras en Museo Americano y El Recopilador. En La Moda publicó “El hombre hormiga”, artículo de costumbres en el que caracteriza a un tipo de individuos que pululan en las calles de Buenos Aires, el hombre de los oficios menudos y las changas, el individualista sin opinión política, el mezquino sin más amigo que el dinero, sin moral ni patriotismo, aquel de quien nada puede esperar la sociedad.

Con sus amigos –especialmente E. Echeverría y J. B. Alberdi– integró la “Asociación de Estudios históricos y sociales” que arribará al “Salón Literario” fundado por Marcos Sastre. Allí pronunció su discurso inaugural Fisonomía del saber español: cuál debe ser entre nosotros. Tres conceptos constituyen el eje de este documento: la independencia intelectual respecto de España, la autonomía ante sus tradiciones, la libertad en el uso del lenguaje español. Conceptos que con el tiempo sustentarán su negativa a formar parte de la Real Academia Española.

Gutiérrez plantea un proyecto de país democrático que conduzca al desarrollo a partir del conocimiento, la valoración de lo propio y el sentimiento nacional:

(…) No olvidemos que nuestros tesoros naturales se hallan ignotos, esperando la mano hábil que los explote; la mano benéfica que los emita el comercio y los aplique a las artes y a la industria; que la formación y origen de nuestros ríos (…) aún son inciertos y problemáticos, que la tierra fértil, virgen, extensa, pide cultivo, pero cultivo inteligente, y, en fin, que las ciencias exigen ser estudiadas con filosofía, cultivadas con sistema, y la literatura requiere almas apasionadas, próvidas, sensibles a lo bello y eminentemente poseídas de espíritu nacional.

Es posible advertir en este discurso –como en otros de quienes conformaron la Asociación de Mayo, antes La Joven Argentina– la influencia de la segunda parte del Romanticismo y del socialismo utópico, en este “romanticismo social”, y de expresiones literarias y filosóficas europeas llegadas principalmente desde París.

Este espíritu romántico que celebra el amor, la naturaleza, la libertad, la independencia, la patria, la autonomía, incluye el intercambio cultural con países centrales y el aprendizaje de sus lenguas a la par del resguardo de las autóctonas.

En la denominada Generación del 37 se cruza la vertiente del Romanticismo con la de la Ilustración, que formarán, como sostuvo Nicolás Casullo, las dos grandes almas de lo moderno hasta el presente.

En la turbulenta época de Rosas, luego de haber sido cesanteado como Ingeniero 1.° del Departamento Topográfico y puesto en prisión, Juan María Gutiérrez, al igual que sus compañeros, opta por el exilio.

Montevideo es el refugio de tantos, entre ellos de su gran amigo Alberdi. Allí, Gutiérrez colabora como topógrafo en la lucha contra el Sitio de la ciudad y allí también, continúa su militancia política y literaria a través de diversos periódicos. El 25 de Mayo de 1841 recibe el primer premio por su composición poética A Mayo, cuyo valor reside más en la expresión patriótica que en méritos literarios.

También con Alberdi abandona las costas americanas rumbo a Italia en un bergantín llamado El Edén, nombre que servirá de título al poema de doble autoría: poetizará las ideas que en prosa escribió su amigo.

En su paso por Italia y Francia va recogiendo las nuevas ideas europeas. En su tránsito por Brasil, Chile y Perú se consolida el espíritu americanista que alentó su obra. La crítica al desdén con que los historiadores habían abordado la cultura de los pueblos precolombinos hasta entonces, por ejemplo, está claramente expresada en el ensayo De la poesía y la elocuencia de las tribus de América:

Convinieron en considerarlos como bárbaros, y tomaron sus creencias como supersticiones aconsejadas por el Demonio, sus idiomas como medios imperfectos y desapacibles de comunicar ideas, y sus ciencias y artes como productos de una civilización condenada a desaparecer por la conquista.

Su producción es vasta y polifacética –ensayos, traducciones, artículos periodísticos, cartas, textos poéticos, históricos, pedagógicos, etc.–, muchos son los encuentros e intercambios con intelectuales, incluso, no podemos dejar de lado su condición de hombre de Estado, propulsor de la “integridad nacional argentina” y de la organización de “un gobierno progresista para la Nación”, sin dejar de mencionar su coherente participación en el Congreso Constituyente de 1853, cuyo resultado, la Constitución Nacional, se inspiró en las Bases de Alberdi, quien llegó a manifestar:

Él (Gutiérrez) fue, en más de un sentido, el autor indirecto de las Bases de organización americana.

Podemos sumar también su ejercicio como Ministro de Gobierno en la breve gestión de Vicente López y Planes y, en 1854, como Ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación en otro momento crispado de la historia argentina.

Pero, ciertamente, desde lo público, para J. M. Gutiérrez fue la educación la estrategia ineludible para alcanzar el futuro deseado del país que, constituido en nación, debía llegar a ser democrático, libre, igualitario y moderno. Con esta idea llegó a Rector de la Universidad, designado por Bartolomé Mitre en 1861. Mientras se destacaba allí por su trabajo innovador, escribió obras memorables como la que resulta fundamental aún hoy para el estudio de la historia de la cultura y educación argentinas: Noticias históricas sobre el origen y desarrollo de la enseñanza superior en Buenos Aires, desde la extinción de la Compañía de Jesús en 1767 hasta poco después de fundada la Universidad en 1821, con notas biográficas, datos estadísticos y documentos curiosos, inéditos o poco conocidos.

Volviendo a la residencia de Juan María Gutiérrez en Chile, recordemos que es allí donde lleva a cabo la primera colección de poesía hispanoamericana, no superada en estas latitudes durante más de un siglo: América poética.

América Poética, Valparaíso, 1846

Siguiendo a Hernán Pas:

… la América poética instauró el género antología con parámetros típicamente modernos, entre los cuales debe destacarse la mediación del juicio crítico como fundamento del recorte propuesto.

Nos preguntamos a qué fuentes acudió Gutiérrez para semejante trabajo. Sin duda, a las más variadas, lo que quizá justifique la irregularidad de su material. Fue notable la colaboración de hombres de letras e intelectuales de la Argentina y de países hermanos, el abundante epistolario, las publicaciones en periódicos, etc.

Es con América poética que Juan María Gutiérrez se consagró como padre de la crítica argentina, si no latinoamericana:

El señor Gutiérrez es el primero que ha llevado entre nosotros a la crítica literaria el buen gusto que nace del sentimiento de las buenas doctrinas. (Esteban Echeverría)

Era una naturaleza de crítico, en cuanto esta palabra expresa (…), de solidaridad de la imaginación, antes que del frío análisis. (José Enrique Rodó)

La antología, que se comenzó a publicar en febrero de 1846 y concluyó en junio de 1847 en forma de fascículos, comprende más de 800 páginas plagadas de anotaciones en los márgenes, 53 autores hispanoamericanos y 455 poemas en los que, con la estrategia de superar confrontaciones en el campo intelectual a favor de un patrimonio cultural continental, permitió cierta preeminencia de la temática de la naturaleza sobre la del pensamiento político.

Cómo no imaginar el valor simbólico que representó esta gran obra si, para buena parte de quienes integraron la Generación del 37, la poesía resultaba medular para la comprensión del mundo y del hombre, y la imaginación esperanzadora del futuro. Bien lo expresó Florencio Varela en el epígrafe de la 2.a edición:

Entre nosotros casi toda la literatura destinada a vivir más allá del día, está limitada a la poesía: en ella está nuestra historia, en ella nuestras costumbres, en ella nuestras creencias y esperanzas.

Gregorio Weinberg, Rafael Arrieta, Olsen A. Ghirardi y Hernán Pas, nos han ofrecido datos para presentarles a Juan María Gutiérrez.

Imagen de Juan María Gutiérrez. América Poética. Valparaíso, 1846

Bibliografía

Weinberg, Gregorio. “El nacimiento de la crítica: Juan María Gutiérrez”. Capítulo, la historia de la literatura argentina. N.° 11. Centro Editor de América Latina, 1967

Arrieta, Rafael Allberto. “Esteban Echeverría y el Romanticismo en el Plata”. Historia de la literatura argentina. Tomo II. Ediciones Peuser. Buenos Aires, 1958

Ghirardi, Olsen A. “De la escuela del Salón Literario (1837) a la Constitución Nacional (1853)”. Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba http://secretarias.unc.edu.ar/acaderc/doctrina/articulos/de-la-escuela-del-salon-literario-1837-a-la

Pas, Hernán. “La crítica editada. Juan María Gutiérrez y la América Poética”. Orbis tertius. Vol. N.o 15, 2010. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. UNLP.

FUENTE https://bcn.gob.ar/algunas-paginas-en-las-colecciones-especiales/juan-maria-gutierrez