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Registro de autoridad
Vicente, Pablo
AR-BCN-ISAAR-PV · Persona · 1916-1985

Nació en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, el 16 de diciembre de 1916.
El 6 de marzo de 1935 ingresó al Colegio Militar de la Nación de donde egresó como subteniente de Infantería el 28 de enero de 1939, parte de la promoción 65. Luego de pasar por diferentes destinos y desempeñarse como profesor en el Colegio Militar de El Palomar, en 1950 inició en la Escuela Superior de Guerra el curso para Oficial de Estado Mayor, título con el que egresó a fines de 1952 y por el que fue ascendido al grado de Mayor. Por entonces, pasó a revistar en la subsecretaría de Ejército, en comisión, en la Presidencia de la Nación. Allí comenzó su vínculo con Perón para luego convertirse en su colaborador. Esa relación se estrechó cuando, como Jefe del Primer Batallón del Regimiento Motorizado Buenos Aires (puesto que ocupó desde el 5 de noviembre de 1953), cuerpo encargado de la seguridad presidencial, tuvo una participación destacada y decisiva en el sofocamiento del levantamiento del 16 de junio de 1955, al desarmar y rendir a las fuerzas sediciosas emplazadas en el Ministerio de Marina.
Meses más tarde, producido el golpe de estado del 16 de septiembre de 1955 que derrocó a Perón, Vicente fue detenido junto con otros oficiales que habían permanecido leales al gobierno constitucional y sometido a un régimen de prisión vejatoria que le fue impuesta durante varios meses. Fue pasado a disponibilidad el 13 de octubre de 1955; a retiro efectivo obligatorio, el 17 de febrero de 1956; y, finalmente, dado de baja del Ejército.
Por entonces, ya estaba comprometido con la organización del levantamiento militar en contra de la autodenominada “revolución libertadora” como integrante del estado mayor del Movimiento de Recuperación Nacional que, en junio de 1956, fuera encabezado por los generales Juan José Valle y Raúl Tanco. Su misión en aquel intento fue tomar la Escuela de Mecánica del Ejército ubicada en Pichincha y Garay de Capital Federal. Fracasado el movimiento revolucionario, solo pudo optar por la fuga. Para salvarse del fusilamiento y salvar la vida de su familia, inició un prolongado exilio. La primera etapa transcurrió en Paraguay y luego en San Pablo y Río de Janeiro, Brasil, para desembarcar finalmente en Caracas, Venezuela, donde se transformó en uno de los colaboradores inmediatos de Perón, quien ya se encontraba en ese país.
A fines de 1957, Perón encomendó al Mayor Vicente la inspección de los comandos peronistas en el exterior y, con motivo de esa tarea, viajó por varios países sudamericanos y tuvo la oportunidad de entrevistarse con los presidentes Joao Goulart de Brasil y Alfredo Stroessner de Paraguay.
A mediados de 1958, entró clandestinamente a Argentina para sumarse a la Resistencia Peronista, constituyéndose en un enlace entre Perón y militantes de la Resistencia, ante quienes dio testimonio de la autenticidad del Pacto Perón-Frondizi, como testigo del mismo. Paradójicamente, en febrero de 1959, durante el gobierno de Arturo Frondizi, fue capturado en su domicilio particular, en el contexto del plan represivo CONINTES y alojado en la prisión militar de Magdalena, provincia de Buenos Aires, donde nuevamente padeció maltratos y torturas.
Luego de recuperar la libertad, debió exiliarse nuevamente a fines de 1959, ahora en Montevideo, Uruguay, donde atravesó etapas de severas dificultades económicas. Después de desarrollar diversas actividades para sobrevivir, consiguió dedicarse a los negocios de importación y exportación, no demasiado redituables, con su propia empresa Guilboa S.A. Pronto, su oficina comercial fue transformándose en un búnker político.
Retomado el vínculo con Perón mantuvo una nutrida correspondencia y se convirtió en el virtual delegado del jefe justicialista que hacia 1960 se había radicado en Madrid, España. En esta nueva etapa, profundizó sus relaciones con líderes de los sectores políticos populares y latinoamericanistas. Desde Montevideo articuló la Comisión Argentina Pro Retorno del General Perón, base de operaciones políticas de dirigentes y militantes peronistas de la Argentina. El fracaso del Operativo Retorno de Perón, en diciembre de 1964, fue un duro golpe para sus expectativas militantes y de vida, no obstante, por su relación asidua con el jefe justicialista, y las profusas luchas internas entre los dirigentes peronistas de la Argentina, Vicente se fue constituyendo en sólida referencia política.
En 1965 Perón le dio su respaldo para realizar gestiones ante el gobierno del radical Arturo Illia “para la recuperación del país” mediante un acuerdo formal que, finalmente no llegó a concretarse. Producido el golpe militar de 1966, Vicente estableció vínculos con dirigentes del radicalismo y de otros partidos políticos e incluso con sectores militares contradictorios ante la dictadura del general Onganía.
Entre 1967 y 1970 fue, desde Montevideo, el editor e impulsor del periódico partidario Única Solución que pasó por varias etapas y distintos formatos, y del que se publicaron 20 números. Este periódico se editó como Órgano de la Comisión Argentina Pro Retorno del General Perón y en sus páginas, a partir de septiembre de 1967, se publicaron extensos artículos del General firmados con el seudónimo de Descartes.
En 1967 Vicente tuvo un rol protagónico en la publicación de la obra de Perón “Latinoamérica: Ahora o nunca”. Editada originalmente en Montevideo, fue quien decidió publicarla, quien escribió su prólogo y quien se ocupó del proceso editorial. Por cierto descontrol en la cantidad de ejemplares impresos y, supuestamente, por la existencia de ediciones clandestinas, Perón decidió avanzar en otra dirección: reescribir los contenidos de Latinoamérica: Ahora o nunca, ampliarlos y editarlos bajo otro título: La hora de los pueblos. Vicente también participó de este proyecto e, inicialmente, fue el encargado de buscar un editor que garantizara la debida rentabilidad. Sin embargo, el propósito se fue complicando con la aparición de otros interesados en la edición y, al tomar Perón una decisión imprevista, Vicente quedó desairado y el vínculo comenzó a debilitarse.
Finalmente, cuando Perón designó a Jorge Paladino como su delegado personal, a fines de 1968, Vicente se opuso fuertemente por las condiciones negativas de dicho dirigente y la relación con el líder justicialista se deterioró aun más. En este contexto, Vicente fue víctima de intrigas gestadas en el entorno íntimo de Puerta de Hierro, que lo distanciaron casi por completo del General.
Al regresar Perón definitivamente a la Argentina, aun cuando se interesara varias veces por él, el Mayor Vicente no logró sortear el cerco férreo y discrecional que López Rega había levantado en torno a su jefe. En 1974, ya retirado y 19 años más tarde de lo que le hubiera correspondido, el Mayor Vicente fue ascendido en el Ejército a Teniente Coronel.
A pesar de todo, Pablo Vicente se mantuvo fiel a sus principios y leal a Perón hasta el final de vida.
Falleció en el Hospital Militar Central, el 24 de abril de 1985, a los 68 años de edad.

González Capdevila, Raúl
AR-BCN-ISAAR-RGC · Persona · 1915-2005

Arquitecto, docente e investigador, dictó cursos tanto en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires como en la Facultad de Ciencias Físicomatemáticas de la Universidad de la Plata y en la Universidad Nacional del Nordeste, entre otras.

Nació el 16 de agosto de 1915 en Santiago de Compostela (España).

Estudió arquitectura en la Universidad de Buenos Aires (UBA), institución en la que comenzó su carrera docente a los 33 años como adscripto en la Cátedra de Historia del Arte del Profesor Titular Arquitecto Carlos E. Becker. Se dedicó al trabajo académico durante gran parte de su vida.

Entre el 1 de octubre de 1952 al 30 de junio de 1953 se radicó en Inglaterra gracias a una beca otorgada por el Consejo Británico para estudiar Historia de la Arquitectura en el Courtauld Institute of Art y en el Birbeck College de la Universidad de Londres. Entre julio y octubre de 1953 complementa sus estudios sobre Arquitectura Medieval en Francia y España.

En el año 1955 publicó “Amancio Williams”, editado por el Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas.

En 1969 recopila y selecciona los artículos de “Enfoques crítico-históricos”, cuadernos editados por la editorial Nueva Visión.

En noviembre de 1971 fue invitado por el Gobierno de la República Federal de Alemania para visitar las universidades Bochum, Bielefeld, Bonn, Colonia, Heidelberg y Konstanz.

En el año 1977 fue nombrado presidente del Instituto Interuniversitario de Especialización de Historia de la Arquitectura (IIDEHA). El mismo se creó por iniciativa del Departamento de Historia de la Arquitectura de la Universidad Nacional de Tucumán en 1959.

González Capdevila falleció el 3 de diciembre de 2005 en Buenos Aires.

AR-BCN-ISAAR-SAL · Entidad colectiva · 1985 -

El Seminario de Arquitectura Latinoamericana (SAL) se fundó como un espacio de reflexión y diálogo entre los arquitectos y urbanistas que estaban en la práctica profesional y en contacto con los problemas de la misma.

Surgió de manera espontánea en ocasión de la Bienal de Arquitectura realizada en Buenos Aires en 1985. En aquella oportunidad, coordinado por la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) de Argentina y la Revista SUMMA, el objetivo fue establecer un ámbito de diálogo entre profesionales, teóricos, historiadores y críticos de arquitectura que favoreciera un intercambio centrado en la arquitectura latinoamericana contemporánea y sus diversos desafíos locales, y se pudiera sostener en el tiempo.

Desde sus inicios hasta la fecha los Seminarios de Arquitectura Latinoamericana han tenido lugar en las siguientes ciudades y años:

  • SAL I Buenos Aires, Argentina (1985)
  • SAL II Buenos Aires, Argentina (1986)
  • SAL III Manizales, Colombia (1987)
  • SAL IV Tlaxcala, México (1989)
  • SAL V Santiago, Chile (1991)
  • SAL VI Caracas, Venezuela (1993)
  • SAL VII San Pablo, Brasil (1995)
  • SAL VIII Lima, Perú (1999)
  • SAL IX San Juan, Puerto Rico (2001)
  • SAL X Montevideo, República Oriental del Uruguay (2003)
  • SAL XI Oaxtepec, México (2005)
  • SAL XII Concepción y Castro, Chile (2007)
  • SAL XIII Ciudad de Panamá, Panamá (2009)
  • SAL XIV Campinas, Brasil (2011)
  • SAL X V Bogotá, Colombia (2013)
  • SAL XVI Santo Domingo, República Dominicana (2015)
  • SAL XVII Quito, Ecuador (2018)
  • SAL XVIII Chiloé, Chile (2024)

A lo largo de sus ediciones, la organización del Seminario de Arquitectura Latinoamericana mantuvo su carácter autogestionario y consiguió apoyo de diferentes entidades locales, tanto profesionales como universitarias, para llevar cabo distintas acciones entre las que se destacan: el fomento de la investigación y la difusión de la arquitectura latinoamericana y el apoyo a la producción de publicaciones.

Gutierrez, Juan María
JMG · Persona · 06/05/1809 a 26/02/1878

Juan María Gutiérrez nació el 6 de mayo de 1809. Del padre, español con ideas liberales, heredó su oposición a la tradición colonialista. De su madre, el ideal de libertad.

Cursó estudios de ingeniería –según consejo de su padre, en esa carrera no había conflictos para la moral ni para la honra– y a los 25 años se recibió de doctor en derecho civil para luego dedicarse a su vocación literaria que no resultó excluyente de la actividad política. Su amigo Juan Bautista Alberdi dijo de él:

No había nacido para político pero le tocó serlo y ejerció tanto influjo en la política como en las letras de su país.

A sus primeras colaboraciones (1833) en el periódico El Amigo del País le siguieron otras en Museo Americano y El Recopilador. En La Moda publicó “El hombre hormiga”, artículo de costumbres en el que caracteriza a un tipo de individuos que pululan en las calles de Buenos Aires, el hombre de los oficios menudos y las changas, el individualista sin opinión política, el mezquino sin más amigo que el dinero, sin moral ni patriotismo, aquel de quien nada puede esperar la sociedad.

Con sus amigos –especialmente E. Echeverría y J. B. Alberdi– integró la “Asociación de Estudios históricos y sociales” que arribará al “Salón Literario” fundado por Marcos Sastre. Allí pronunció su discurso inaugural Fisonomía del saber español: cuál debe ser entre nosotros. Tres conceptos constituyen el eje de este documento: la independencia intelectual respecto de España, la autonomía ante sus tradiciones, la libertad en el uso del lenguaje español. Conceptos que con el tiempo sustentarán su negativa a formar parte de la Real Academia Española.

Gutiérrez plantea un proyecto de país democrático que conduzca al desarrollo a partir del conocimiento, la valoración de lo propio y el sentimiento nacional:

(…) No olvidemos que nuestros tesoros naturales se hallan ignotos, esperando la mano hábil que los explote; la mano benéfica que los emita el comercio y los aplique a las artes y a la industria; que la formación y origen de nuestros ríos (…) aún son inciertos y problemáticos, que la tierra fértil, virgen, extensa, pide cultivo, pero cultivo inteligente, y, en fin, que las ciencias exigen ser estudiadas con filosofía, cultivadas con sistema, y la literatura requiere almas apasionadas, próvidas, sensibles a lo bello y eminentemente poseídas de espíritu nacional.

Es posible advertir en este discurso –como en otros de quienes conformaron la Asociación de Mayo, antes La Joven Argentina– la influencia de la segunda parte del Romanticismo y del socialismo utópico, en este “romanticismo social”, y de expresiones literarias y filosóficas europeas llegadas principalmente desde París.

Este espíritu romántico que celebra el amor, la naturaleza, la libertad, la independencia, la patria, la autonomía, incluye el intercambio cultural con países centrales y el aprendizaje de sus lenguas a la par del resguardo de las autóctonas.

En la denominada Generación del 37 se cruza la vertiente del Romanticismo con la de la Ilustración, que formarán, como sostuvo Nicolás Casullo, las dos grandes almas de lo moderno hasta el presente.

En la turbulenta época de Rosas, luego de haber sido cesanteado como Ingeniero 1.° del Departamento Topográfico y puesto en prisión, Juan María Gutiérrez, al igual que sus compañeros, opta por el exilio.

Montevideo es el refugio de tantos, entre ellos de su gran amigo Alberdi. Allí, Gutiérrez colabora como topógrafo en la lucha contra el Sitio de la ciudad y allí también, continúa su militancia política y literaria a través de diversos periódicos. El 25 de Mayo de 1841 recibe el primer premio por su composición poética A Mayo, cuyo valor reside más en la expresión patriótica que en méritos literarios.

También con Alberdi abandona las costas americanas rumbo a Italia en un bergantín llamado El Edén, nombre que servirá de título al poema de doble autoría: poetizará las ideas que en prosa escribió su amigo.

En su paso por Italia y Francia va recogiendo las nuevas ideas europeas. En su tránsito por Brasil, Chile y Perú se consolida el espíritu americanista que alentó su obra. La crítica al desdén con que los historiadores habían abordado la cultura de los pueblos precolombinos hasta entonces, por ejemplo, está claramente expresada en el ensayo De la poesía y la elocuencia de las tribus de América:

Convinieron en considerarlos como bárbaros, y tomaron sus creencias como supersticiones aconsejadas por el Demonio, sus idiomas como medios imperfectos y desapacibles de comunicar ideas, y sus ciencias y artes como productos de una civilización condenada a desaparecer por la conquista.

Su producción es vasta y polifacética –ensayos, traducciones, artículos periodísticos, cartas, textos poéticos, históricos, pedagógicos, etc.–, muchos son los encuentros e intercambios con intelectuales, incluso, no podemos dejar de lado su condición de hombre de Estado, propulsor de la “integridad nacional argentina” y de la organización de “un gobierno progresista para la Nación”, sin dejar de mencionar su coherente participación en el Congreso Constituyente de 1853, cuyo resultado, la Constitución Nacional, se inspiró en las Bases de Alberdi, quien llegó a manifestar:

Él (Gutiérrez) fue, en más de un sentido, el autor indirecto de las Bases de organización americana.

Podemos sumar también su ejercicio como Ministro de Gobierno en la breve gestión de Vicente López y Planes y, en 1854, como Ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación en otro momento crispado de la historia argentina.

Pero, ciertamente, desde lo público, para J. M. Gutiérrez fue la educación la estrategia ineludible para alcanzar el futuro deseado del país que, constituido en nación, debía llegar a ser democrático, libre, igualitario y moderno. Con esta idea llegó a Rector de la Universidad, designado por Bartolomé Mitre en 1861. Mientras se destacaba allí por su trabajo innovador, escribió obras memorables como la que resulta fundamental aún hoy para el estudio de la historia de la cultura y educación argentinas: Noticias históricas sobre el origen y desarrollo de la enseñanza superior en Buenos Aires, desde la extinción de la Compañía de Jesús en 1767 hasta poco después de fundada la Universidad en 1821, con notas biográficas, datos estadísticos y documentos curiosos, inéditos o poco conocidos.

Volviendo a la residencia de Juan María Gutiérrez en Chile, recordemos que es allí donde lleva a cabo la primera colección de poesía hispanoamericana, no superada en estas latitudes durante más de un siglo: América poética.

América Poética, Valparaíso, 1846

Siguiendo a Hernán Pas:

… la América poética instauró el género antología con parámetros típicamente modernos, entre los cuales debe destacarse la mediación del juicio crítico como fundamento del recorte propuesto.

Nos preguntamos a qué fuentes acudió Gutiérrez para semejante trabajo. Sin duda, a las más variadas, lo que quizá justifique la irregularidad de su material. Fue notable la colaboración de hombres de letras e intelectuales de la Argentina y de países hermanos, el abundante epistolario, las publicaciones en periódicos, etc.

Es con América poética que Juan María Gutiérrez se consagró como padre de la crítica argentina, si no latinoamericana:

El señor Gutiérrez es el primero que ha llevado entre nosotros a la crítica literaria el buen gusto que nace del sentimiento de las buenas doctrinas. (Esteban Echeverría)

Era una naturaleza de crítico, en cuanto esta palabra expresa (…), de solidaridad de la imaginación, antes que del frío análisis. (José Enrique Rodó)

La antología, que se comenzó a publicar en febrero de 1846 y concluyó en junio de 1847 en forma de fascículos, comprende más de 800 páginas plagadas de anotaciones en los márgenes, 53 autores hispanoamericanos y 455 poemas en los que, con la estrategia de superar confrontaciones en el campo intelectual a favor de un patrimonio cultural continental, permitió cierta preeminencia de la temática de la naturaleza sobre la del pensamiento político.

Cómo no imaginar el valor simbólico que representó esta gran obra si, para buena parte de quienes integraron la Generación del 37, la poesía resultaba medular para la comprensión del mundo y del hombre, y la imaginación esperanzadora del futuro. Bien lo expresó Florencio Varela en el epígrafe de la 2.a edición:

Entre nosotros casi toda la literatura destinada a vivir más allá del día, está limitada a la poesía: en ella está nuestra historia, en ella nuestras costumbres, en ella nuestras creencias y esperanzas.

Gregorio Weinberg, Rafael Arrieta, Olsen A. Ghirardi y Hernán Pas, nos han ofrecido datos para presentarles a Juan María Gutiérrez.

Imagen de Juan María Gutiérrez. América Poética. Valparaíso, 1846

Bibliografía

Weinberg, Gregorio. “El nacimiento de la crítica: Juan María Gutiérrez”. Capítulo, la historia de la literatura argentina. N.° 11. Centro Editor de América Latina, 1967

Arrieta, Rafael Allberto. “Esteban Echeverría y el Romanticismo en el Plata”. Historia de la literatura argentina. Tomo II. Ediciones Peuser. Buenos Aires, 1958

Ghirardi, Olsen A. “De la escuela del Salón Literario (1837) a la Constitución Nacional (1853)”. Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba http://secretarias.unc.edu.ar/acaderc/doctrina/articulos/de-la-escuela-del-salon-literario-1837-a-la

Pas, Hernán. “La crítica editada. Juan María Gutiérrez y la América Poética”. Orbis tertius. Vol. N.o 15, 2010. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. UNLP.

FUENTE https://bcn.gob.ar/algunas-paginas-en-las-colecciones-especiales/juan-maria-gutierrez